2021_PVII - "Centro de Recepción y Albergue"




La despoblación de nuestra geografía es un hecho inapelable, especialmente, desde la década de los cincuenta del siglo XX. El progresivo abandono de la agricultura y de la ganadería es un proceso inexorable acrecentado por la mecanización de las labores en el campo, por lo trabajoso de ese medio de vida y las escasas posibilidades que proporciona, como también por los nuevos sistemas de producción y la introducción de novedosas tecnologías. Antiguos sistemas de vida -como los vinculados a la trashumancia de las ganaderías ovinas, y tantos otros más- han ido desapareciendo paulatinamente, arrastrando al olvido las culturas que tenían asociadas a ellos.

En este ámbito socio-económico y cultural, hoy en día se hace necesario plantear estrategias que activen estos territorios cada vez más deshabitados.

Hay lugares que representan una extraordinaria oportunidad para estos fines, como el conjunto y el entorno del Monasterio de Nuestra Señora de la Armedilla, en el término municipal de Cogeces del Monte.

EL MONASTERIO DE NUESTRA SEÑORA DE LA ARMEDILLA

El monasterio se levantó en la parte alta de la ladera del páramo que desciende al valle del arroyo de Valdecascón. La parte superior de la paramera, a 900 metros de altitud, se compone de tierra pedregosa y poco fértil, de uso agrícola con cultivos de secano, y presenta unas condiciones muy duras de habitar. 

Por contra, en los valles la tierra es mucho más feraz y es usual ver diferentes especies arbóreas de ribera. Mientras que las cuestas son auténticos corredores de gran interés ecológico, en ellas se conservan restos del bosque mediterráneo con encinas, quejigos, pino piñonero y sabina, junto a masas arbóreas de repoblación. El conjunto que forman los altos páramos, las escarpadas laderas y los profundos valles, así como el extraordinario contraste entre ellos, constituyen un hermoso paisaje.
La construcción del monasterio data del siglo XV aunque probablemente hubiera alguna precedente. El motivo de su extrema ubicación, en una ladera orientada al norte, se debe a la existencia de una cueva eremítica y al encuentro en ella de una figura milagrera de la Virgen. El conjunto se amplió con sucesivas construcciones, entre ellas: la nueva iglesia y el palacio de los Alburquerque, durante el siglo XVI; y el Camarín de la Virgen, a finales del siglo XVII. Actualmente presenta un estado ruinoso debido a su abandono y conversión en cantera desde la última desamortización.

El conjunto monacal abarca una amplia huerta de unas 12 hectáreas de extensión, delimitada por una cerca de más de 1.600 metros de longitud construida en mampostería de piedra. El recinto incluye parte del arroyo Valdecascón que recorre el valle, donde la comunidad levantó un gran muro de contención, a modo de presa, para generar una gran balsa que se utilizaba como piscifactoría y surtía de agua a un molino. En este extenso espacio había diversas construcciones de servicio: graneros, colmenas, casillas, hornos, aljibes, palomares, un pozo de nieve, cuadras, pocilgas con su charca, una pellejería, etc., cuyas actividades servían para el sostenimiento económico y alimenticio de la comunidad religiosa y sus criados. Así mismo había plantaciones de frutales y una amplia masa forestal de la que se extraía leña, madera para la reparación de los edificios o, incluso, para hacer carbón vegetal.

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