2020_PVI - "Centro de Estudios Hidrológicos"


















 El perímetro histórico de Valladolid fue muy castigado por la especulación a mediados del XX, pero, inesperadamente, conserva espacios libres con muchas posibilidades urbanas y paisajísticas. En el borde del casco histórico, en el barrio de La Victoria, al otro lado del Puente Mayor, y a los pies de la Cuesta de la Maruquesa, se sitúa la Dársena del Canal de Castilla, un puerto fluvial donde termina este curso de agua y desde el que desagua en el Pisuerga. Aquí se formó el primer sector industrial de la ciudad, a mediados del XIX, con harineras, fábricas textiles, fundiciones e incluso un dique seco y astillero. En la actualidad esta zona alberga distintas instalaciones de la Conferederación Hidrográfica del Duero.

El área de trabajo será una parcela alargada en el borde este de la Dársena con una cierta caída entre el muelle y la calle Manuel López Antolí. El lindero con esta vía tiene una tapia que se suprimirá para conseguir la conexión entre el agua y el resto de los espacios libres del barrio. Dentro de la parcela existen restos semienterrados de una derivación del canal y del antiguo dique seco, que serán recuperados y puestos en valor. También hay dos naves históricas protegidas y en uso, sobre las que no es necesario intervenir pero que deben integrarse en el conjunto.

EL CANAL DE CASTILLA

El Canal de Castilla tiene un primer tramo de Alar a Grijota, y desde ahí dos ramales, uno a Medina de Rioseco y otro por Palencia a Valladolid. Comenzó a construirse en 1753 y llegó a Valladolid en 1836, propiciando su desarrollo económico e industrial. Su Dársena y el derrame al Pisuerga se convirtieron en el primer espacio de la ciudad donde hubo una cierta actividad fabril.

Por un lado, el Canal favoreció el traslado de mercancías, principalmente harina, hasta el puerto de Santander para su posterior exportación hacia las Antillas; por otro, benefició, en términos de tiempo y costes, la llegada de carbón procedente de las minas del norte de Palencia (Amigo y Ortúñez, 2019).
El estado cedió la explotación, en 1831, a la Empresa de los Canales de Castilla, hasta 1919, en que revirtió al estado, que-dando integrado en la Confederación Hidrográfica del Duero cuando esta se creó en 1927. En 1959 se abandonó la navegación y el uso actual es de regadío.

En el muelle este de la Dársena, elegido para el presente trabajo, se crearon en 1842 los Astilleros del Canal, con un dique seco al que se añadieron con el tiempo varias naves, todo lo cual permanece hasta nuestros días.

Al final de este muelle, estaba el denominado como “primer salto” de agua. Ahí se instaló en 1840 una harinera que fue destruida por un incendio en 1846 y reconstruida en 1852, con el nombre de “La Palentina”. En 1943 se convirtió en Textil Castilla. Aprovechando este mismo salto de agua también se creó la Fundición de Cardhaillac y Mialhe en 1842, llamada desde 1856 de Aldea, Semprún y Rico, y desde 1864 de Aldea y Eyries. En 1868 pasó a manos de la Empresa de los Canales de Castilla. La parcela colindante se usó desde 1856 como ampliación de las fundiciones mencionadas y en 1868 se convirtió en la Fundición López y Bayón, pasando en 1900 a ser una fábrica de tejidos y carpintería, que en 1943 se usó para ampliar Textil Castilla (Represa y Helguera, 1992).

La línea de tren de vía estrecha de Valladolid a Medina de Rio-seco tuvo su primera estación de San Bartolomé (1884), singularmente cerca de la Dársena, y desde 1890 quedó conectada con la Estación del Ferrocarril del Norte, que desde Valladolid, pasando por Palencia seguía un trazado paralelo al Canal hasta Alar, buscando hacerle la competencia y facilitando su declive.

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